Artículo, Larra.

El castellano viejo. 

De Mariano José de Larra.

Reseña:

Fígaro un poeta filosófico que reside en Madrid es invitado a una comida por Braulio, un hombre que se describe así mismo como un franco castellano viejo. Fígaro ante la inevitable invitación a la casa acude a la cita esperando, en vano, ciertos modales durante la velada. Es sabido por él que Braulio estaba muy lejos de pertenecer al gran mundo del buen tono, aunque de clase donde los modales podían estar presentes su arraigado patriotismo rechazas las burdas lindezas del extranjero.

Durante el transcurso los falsos modales de los invitados allí se van diluyendo junto a las quejas por la comida poco agraciada que se les sirve, cosa que como es natural pone nerviosa tanto al anfitrión como a los criados de la casa. La cena, sin embargo, va de mal en peor para Fígaro cuya ropa termina empapada de grasa derramada por uno de los ofuscados criados y la gente empieza a demandarle que les ilumine con algunos de sus versos.

El alivio sobrecoge al hombre al abandonar la cita llena de necios castellanos viejos. Pero, no puede evitar la reflexión de qué, sólo tal vez aquellas personas que se incomodan, ofenden y maltratan se estiman más de los que los buenos modales enmascaran cualquier opinión por miedo a la ofensa de la persona,

Opinión:

Siempre he pensado que cada frase de un escritor nos puede revelar algo de él, en este artículo se puede profundizar en una indudable crítica de Larra.

Aunque, en un principio cuesta entenderlo se puede apreciar lo que al autor nos quiere hacer llegar mediante estas líneas. Critica tanto a los recios modales anticuados como a las personas que se esconden tras refinerías. Muestra dos extremos como pueden a llegar a ser el necio Braulio con el brillante Fígaro, desde cuyo punto de vista conocemos la historia.

¿Qué es mejor?¿Tener buenos modales y fingir estimar a personas que realmente nos son indiferentes?¿O mostrar nuestra opinión a persona que sí estimamos aún corriendo el riesgo de ofenderlas?